jueves, 27 de enero de 2011

Estilo de Lorca

El universo poético de Lorca se encauza a través de un lenguaje peculiarismo cuya creación es seguramente la máxima hazaña poética del autor. El mundo es contemplado desde una conciencia que cabría calificar de sensorial. De ahí la importancia de la metáfora y la personificación. Lorca es un maestro de la metáfora. Tuvo precedentes modernos, como Gómez de la Serna, aunque el gran maestro fue Góngora, y de él aprendió a metaforizar mediante la elaboración compleja de los referentes eludiendo lo real. Gongorino es también el uso de la alusión., aunque en el poeta moderno sea más compleja dada su mayor libertad, que no está limitada por los horizontes mitológicos o renacentistas.

La compleja elaboración afecta también al tejido discursivo. Lorca maneja con maestría la elipsis, la condensación expresiva. Esta técnica de condensación es barroca, no gongorina: viene de los grandes prosistas con Quevedo al frente.


Junto a éstos podemos encontrar un amplio repertorio de recursos retóricos habituales: símiles (La noche se puso íntima/ como una pequeña plaza); oxímoros (caliente voz de hielo); epítetos (mayorales de pérdida niebla). En los poemas de inspiración neopopular el ritmo se apoya a menudo en la aliteración: (el aire la vela, vela/ el aire la está velando) y en las estructuras parálelísticas.

La versificación lorquiana presenta dos vertientes: la que bebe en fuentes tradicionales, tanto populares como cultas, y la libre. Ambas se hallan entrelazadas pues nuestro poeta tiende a la libertad, aun en los casos en qué parte de formas fijadas por la tradición. En un punto intermedio se encuentra lo que algunos estudiosos llaman "verso libre de base tradicional", es decir, series de versos de medida fluctuante insertos en un esquema métrico heredado.

Dentro de la línea popular domina el uso del octosílabo, tanto en la obra lírica como en el teatro. Hay también tetrasílabos, pentasílabos, hexasílabos y heptasílabos, e incluso bisílabos y trisílabos. Encontramos formas fijas (romances, villancicos, zéjeles...) que a veces presentan variantes sobre el modelo tradicional. La apertura hacia la libertad es mucho mayor en las coplas, seguidillas o soleares, que tienden a fluctuar en series imparisílabas.

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