domingo, 9 de enero de 2011

EL TEATRO DE VALLE-INCLÁN, ENTRE EL MODERNISMO Y LA VANGUARDIA (ETAPAS DEL TEATRO)


Valle-Inclán destacó por llevar a cabo un intento de renovación teatral, aunque nunca gozó de gran aceptación popular, estas propuestas suponen una gran influencia en el teatro posterior.

El teatro de Valle-Inclán es más original que el anterior, con planteamientos más radicales y con un lenguaje más rico y expresivo. También los temas son distintos. Es un teatro para leer, con una estética diferente y, durante mucho tiempo, fue considerado no representable. El teatro de Valle-Inclán se adscribe a la Generación del 98, pero su evolución ideológica y estética es más radical. Su teatro que empieza siendo modernista, evoluciona a la creación del esperpento.
Podemos agrupar sus obras en ciclos que se van desarrollando de manera concéntrica y paralela:

Ciclo modernista: “Cenizas” fue reelaborada en 1908 bajo el título “El yermo de las almas”; “El marqués de Brandomín”; “Tragedia de ensueño” y “Comedia de ensueño” dos breves poemas dramáticos en prosa que se incluyen en “Jardín umbrío”; “Cuento de abril” y “Voces de gesta” (1911) finalizan este ciclo. Estas obras iniciales están basadas en un esteticismo decadente al margen de la realidad.

Ciclo mítico: “Comedias Bárbaras” es una trilogía formada por “Águila de blasón” (1907), “Romance de lobos” (1908) y “Cara de plata” (1922); “El embrujado” y “Divinas palabras” (1920).
Partiendo de una Galicia real, de su paisaje y de sus gentes, Valle-Inclán construye una imagen del hombre y del mundo que no es histórica, sino mítica e intemporal. Nos presenta un cosmos en el que las fuerzas elementales (mal, avaricia, lujuria, muerte) rigen la existencia y el destino de los protagonistas (hidalgos, mendigos, tarados). Recupera la antigua tragedia y plasma un mundo liberado de lo psicológico y lo ideológico.

Ciclo de la farsa: “Farsa infantil de la cabeza del dragón”(1909), “La marquesa Rosalinda”, “Farsa italiana de la enamorada del rey” y “Farsa y licencia de la reina castiza” estas farsas fueron recogidas en “Tablado de marionetas para la educación de príncipes”. Valle-Inclán plasma un espacio escénico fundamentado en un S.XVIII versallesco, antihistórico y tamizado por el modernismo. Estas obras se basan en un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco. Aparece una caricatura preesperpéntica que desarrollará más adelante.

Ciclo esperpéntico: “Luces de bohemia” (1920 y 1924); “Los cuernos de don Friolera”, “Galas del difunto” y “La hija del capitán” fueron publicadas en 1930 en un solo volumen “Martes de carnaval”.
Luces de bohemia es la 1º novela a la que su autor da el nombre de esperpento, que designa lo ridículo, extravagante, grotesco. Es una nueva estética y una nueva visión del mundo. El esperpento deforma y distorsiona la imagen que tenemos de la realidad con el objeto de mostrarnos su verdadero rostro (la absurda vida española contemporánea).

Síntesis final: la última fase del teatro valleinclanesco está formada por cuatro obras breves que se incluyen, junto con “El embrujado” en el “Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte” que incluye: “Ligazón” y “Sacrilegio” (autos para siluetas) y “La rosa de papel” y “La cabeza del Bautista” (melodramas para marionetas).
Constituyen el punto de encuentro entre diversas maneras dramáticas (presencia de lo irracional, personajes esquematizados como marionetas de farsa y técnica distorsionadora del esperpento). Son temas de forzada violencia, grotesca y próxima al absurdo, intentando buscar un fuerte efectismo visual de gran plasticidad.

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