lunes, 1 de noviembre de 2010

MODERNISMO

El modernismo hispánico fue un movimiento que se manifestó en el arte, la ciencia, la religión y la política a raíz de la crisis provocada por el desarrollo de la burguesía. Rompe con la estética vigente y genera una nueva visión del mundo.

Es una síntesis de dos movimientos franceses del s. XIX:

El Parnasianismo que se inicia en 1866 con la publicación de tres antologías poéticas tituladas “El Parnaso Contemporáneo”. Figuran allí poemas de Theóphile Gautier (el arte por el arte) y de Laconte de Lisle, entre otros. Surge como antítesis del Romanticismo y se caracteriza por el especial cuidado de la forma, por una poesía de líneas nítidas muy musicales y por el desprecio de los sentimientos. Se interesan por temas sugerentes como la mitología clásica, las civilizaciones antiguas y los lugares exóticos.

Por otro lado, el Simbolismo comienza en 1886 a partir de un manifiesto de Jean Moréas. Esta corriente se inspira en la obra de Baudelaire y continúa con autores como Verlaine, Rimbaud o Mallarmé. En cuanto al estilo, dejan en un segundo plano la belleza para dar con la musicalidad perfecta en sus rimas. Se ven atraídos por lo misterioso y lo onírico (sueños). Entienden el mundo como una red de símbolos, secretos y realidades ocultas que el poeta debe descubrir.

Tuvo otras influencias secundarias como el Prerrafaelismo, las corrientes filosóficas y la Mística española.

Sus rasgos fundamentales son los siguientes:

Desarrollo del irracionalismo debido a la grave crisis de los valores tradicionales de la época (lleva a los artistas a profundizar en sí mismos en busca de respuestas), la mercantilización burguesa de la cultura provocó la profesionalización de los artistas, el espíritu utilitario y vulgaridad de la moral burguesa hizo que los artistas mantuviesen el idealismo rebelde de raíz romántica como rechazo al estilo de vida burgués. El sistema político requería una regeneración, sobre todo en educación. Se da un intenso anticolonialismo en Sudamérica y una gran oposición artística, ya que en el momento que surge el modernismo están vigentes otras corrientes artísticas. La rivalidad se plasmaba en publicaciones periódicas como “Revista Nueva”.
El modernismo triunfa cuando suaviza su discurso radical inicial, aunque nunca pierde su sensibilidad neorromántica y el afán por lograr un arte total.

Su desarrollo tiene lugar entre 1888 y 1914 (año en que comienza la IGM considerado como el fin de los movimientos del s. XIX). Distinguimos dos etapas, la primera va hasta 1896, tiene una gran influencia del Parnasianismo y triunfan los autores hispanoamericanos como Rubén Darío. Durante los otros dieciocho años, hay una mayor influencia simbolista y destacan autores españoles.

En cuanto a los temas de la poesía modernista, encontramos la evasión de la realidad vulgar que les rodea mediante la recreación de escenarios ideales en el espacio y en el tiempo, la incorporación de la mujer como eterno femenino y habitualmente como mujer fatal, la sensualidad y el erotismo para manifestar instintos y pasiones ocultas hasta entonces, la presencia de personajes enfrentados al modelo burgués (dandi y bohemio). El irracionalismo provoca la vuelta a temas mitológicos y fantásticos.
Todos los artistas tienen devoción por ciudades donde residen élites artísticas ajenas a la realidad burguesa, como París (cosmopolitismo) y lo reflejan en sus escritos.

El estilo está determinado por la belleza sensorial y la evocación de lo oculto. Así en los nuevos versos modernistas predomina el empleo de recursos fonéticos (aliteraciones y acentos marcados que dan musicalidad), de cultismos, extranjerismos, expresiones y palabras nuevas que crean un lenguaje peculiar diferenciado de lo cotidiano, de sinestesias y de símbolos que sirvan para rebelar realidades ocultas.
Además presentan una sintaxis impresionista (enumeran rasgos con oraciones simples, yuxtapuestas y coordinadas), doble adjetivación para reforzar la sugerencia sensorial de los poemas, y una métrica de sonetos y silvas.

En el modernismo brillaron autores como Rubén Darío en Hispanoamérica y Manuel Machado o Juan Ramón Jiménez en España.

El primero, introduce el nuevo movimiento en España a raíz de sus viajes. Influenciado sobre todo por Victor Hugo, adquiere poco a poco un estilo muy personal con una abundante obra prosística y poética. Cabe destacar “Azul…”, obra clave que plasma la estética modernista. Consta de dos partes en prosa (“En Chile” y “Cuentos en prosa”) y de una tercera en verso (“El año lírico”).

Manuel Machado desarrolló una original poética con variedad de tonos. Destaca el sincretismo de sus obras, donde mezcla las influencias francesas con la sensualidad andaluza. En sus poemas evoca a grandes personajes de la historia española y retrata el estilo de vida popular del sur.

Finalmente, Juan Ramón Jiménez se plantea la poesía no sólo como una forma de vencer la imperfección del mundo sino como un camino para conocer la realidad y a uno mismo. Su gran amor fue esencial en su vida y en su obra, que está dividida en tres etapas; entrega sensitiva, afán de conocimiento de la realidad y necesidad de conciencia interior.

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